El aceite es vital para el funcionamiento del motor. Revisa su nivel cada semana, y cámbialo según las indicaciones del fabricante. Un motor con poco aceite o con aceite en mal estado puede sufrir daños graves.

Verifica la presión de las llantas al menos una vez al mes. Las llantas desinfladas afectan el manejo y pueden causar accidentes. Además, revisa que no tengan cortes o desgaste irregular.

La cadena necesita estar limpia y bien lubricada para funcionar correctamente. Limpia la cadena con un cepillo y aplica lubricante específico para motos. Hazlo cada 500 kilómetros o después de rodar en condiciones húmedas.

El sistema de frenos debe estar siempre en perfectas condiciones. Revisa el nivel del líquido de frenos y asegúrate de que las pastillas no estén desgastadas. Si sientes que los frenos no responden bien, llévala a un mecánico de inmediato.

Las luces y señales son cruciales para tu seguridad, especialmente de noche o en condiciones de baja visibilidad. Verifica que todas las luces funcionen correctamente antes de cada viaje. Cambia cualquier bombilla que no funcione.

La batería es esencial para arrancar la moto y alimentar los sistemas eléctricos. Verifica su estado y carga regularmente. Si no usas la moto por un tiempo prolongado, desconecta la batería para evitar que se descargue.

Finalmente, lleva tu moto a un servicio técnico para un mantenimiento general al menos una vez al año. Así, los profesionales podrán detectar y corregir cualquier problema antes de que se vuelva grave.