Lo primero que debes hacer es verificar si estás lesionado. Si puedes, intenta moverte con cuidado. Si sientes dolor o estás aturdido, quédate quieto y pide ayuda. Recuerda que tu salud es la prioridad.

Es fundamental contactar a los servicios de emergencia lo antes posible. Ellos pueden brindarte la atención médica necesaria y asegurar el lugar del accidente. Aunque no sientas dolor inmediato, es mejor ser revisado por un profesional.

Si no estás gravemente herido, intenta mover la moto a un lugar seguro, fuera de la vía. Esto evitará más accidentes. Además, enciende las luces de emergencia o coloca señalización si es posible.

Obtén los datos de contacto de los involucrados y de los testigos. Esto incluye nombres, números de teléfono y direcciones. También, toma fotos del lugar, los daños y las placas de los vehículos. Toda esta información será útil para los reportes de seguros y posibles reclamaciones.

Una vez que estés seguro de tu bienestar, es hora de pensar en tu moto. Lleva tu moto a un taller de confianza para que evalúen los daños. Dependiendo de la gravedad, puedes necesitar reparaciones menores o incluso considerar reemplazarla.

Después de un accidente, es útil reflexionar sobre lo sucedido. Esto puede ayudarte a evitar situaciones similares en el futuro. Considera si hay algo que puedas mejorar en tu conducción o en la forma en que mantienes tu moto.