El calor hace que el aceite se degrade más rápido. Revisa el nivel de aceite y cámbialo si es necesario. Un buen aceite mantiene el motor protegido contra el calor.

Las motos con refrigeración líquida pueden sufrir si el sistema no funciona bien. Asegúrate de que el nivel del refrigerante esté correcto y sin fugas. Esto ayuda a que el motor se mantenga en la temperatura adecuada.

En verano, los neumáticos pueden perder presión por el calor. Verifica regularmente la presión y ajústala según lo recomendado por el fabricante. Unos neumáticos bien inflados mejoran la seguridad y el control de tu moto.

El calor y el polvo pueden secar la cadena rápidamente. Límpiala y lubrícala con frecuencia para evitar el desgaste. Además, una cadena bien lubricada garantiza un viaje más suave y eficiente.

El sol intenso puede dañar la pintura y las piezas de plástico. Siempre que puedas, aparca tu moto en un lugar con sombra o usa una funda protectora. Esto evitará que el sol desgaste su apariencia.

El calor puede reducir la vida útil de la batería. Revisa los bornes de la batería y asegúrate de que estén limpios y bien conectados. Si no usas la moto con frecuencia, es recomendable cargar la batería de vez en cuando.

El calor puede afectar los frenos, especialmente si has estado conduciendo por mucho tiempo. Asegúrate de que el líquido de frenos esté en buen estado y de que las pastillas no estén desgastadas.