Durante los primeros meses de la pandemia, las ventas de motocicletas en Perú cayeron drásticamente. Las fábricas cerraron, y las importaciones se vieron afectadas. Así, los concesionarios tuvieron que adaptarse a nuevas realidades, pero las restricciones de movilidad y la incertidumbre económica complicaron aún más la situación.

A pesar de la caída inicial en las ventas, el uso de motocicletas para reparto creció considerablemente. Muchas personas, al perder sus empleos, buscaron nuevas formas de generar ingresos. Así, la moto se convirtió en una herramienta esencial para trabajar en servicios de delivery.

La pandemia también alteró la forma en que los moteros peruanos disfrutan de su pasión. Las reuniones y rutas grupales se suspendieron, y muchos moteros se vieron obligados a salir solos o en grupos pequeños. Pero con el tiempo, las comunidades moteras encontraron nuevas maneras de mantenerse conectadas, utilizando redes sociales y organizando encuentros virtuales.

Aunque la industria motera en Perú aún enfrenta desafíos, hay señales de recuperación. Las ventas han comenzado a recuperarse, y se espera que la demanda de motocicletas siga en aumento.