Un motor en buen estado consume menos combustible. Así que revisa y mantén tu moto regularmente. Cambia el aceite cuando corresponde y asegúrate de que el filtro de aire esté limpio. Además, verifica que las bujías estén en buen estado y sustitúyelas si es necesario. Un motor bien afinado mejora la eficiencia del combustible.

Los neumáticos inflados correctamente reducen la resistencia al rodar, lo que se traduce en menor consumo de combustible. Por eso, revisa la presión de los neumáticos al menos una vez al mes. Mantenerlos a la presión recomendada también ayuda a prolongar su vida útil.

Evita aceleraciones bruscas y frenadas repentinas. La conducción agresiva consume más combustible. Si mantienes una velocidad constante y evitas los cambios de marcha innecesarios, podrás hacer que el combustible rinda más. También es recomendable anticipar el tráfico y los semáforos para evitar frenazos innecesarios.

El peso adicional obliga al motor a trabajar más, lo que aumenta el consumo de combustible. Si puedes, evita llevar carga innecesaria. Además, quita cualquier accesorio que no sea esencial y que aumente la resistencia al viento, como alforjas grandes o parabrisas altos.

Siempre utiliza la marcha más alta posible sin que el motor trabaje demasiado. Mantener el motor en su rango óptimo de revoluciones ayuda a mejorar la eficiencia del combustible. Evita revolucionar el motor en exceso cuando no es necesario.

Planificar tus rutas puede ayudarte a evitar tráfico y calles en mal estado, lo que te permite conducir de manera más eficiente. Además, considera combinar varios mandados en un solo viaje en lugar de hacer múltiples trayectos cortos.

Si te detienes por más de un minuto, como en un semáforo largo o en un atasco, considera apagar el motor. Al mantenerlo en marcha durante mucho tiempo, desperdicias combustible sin necesidad.