El estado de los neumáticos es crucial. Revisa que no tengan desgaste excesivo o grietas. Además, asegúrate de que la presión de aire sea la correcta. Los neumáticos con la presión inadecuada pueden afectar el rendimiento de la moto y aumentar el riesgo de accidentes.

Los frenos deben estar en perfecto estado para cualquier viaje, especialmente en rutas largas. Verifica las pastillas de freno y asegúrate de que no estén desgastadas. También revisa los niveles de líquido de frenos y rellénalo si es necesario.

Una cadena bien lubricada garantiza que el motor funcione de manera eficiente. Aplica lubricante adecuado a la cadena y verifica que esté correctamente tensada. Si está muy suelta o muy apretada, ajusta la tensión antes de salir.

Es importante que las luces, intermitentes y claxon funcionen correctamente. Una falla en el sistema eléctrico puede ponerte en peligro, especialmente en viajes nocturnos o bajo condiciones climáticas adversas.

Los niveles de aceite, líquido refrigerante y líquido de frenos deben estar en óptimas condiciones. Cambia el aceite si está cerca del límite de su vida útil, y asegúrate de que el líquido refrigerante esté en el nivel adecuado para evitar sobrecalentamientos.

Una batería descargada puede arruinar un viaje. Asegúrate de que esté completamente cargada y revisa que los terminales estén limpios y bien conectados. Si la batería está muy vieja, considera reemplazarla antes de emprender el viaje.

Lleva contigo un kit de herramientas básico. Incluye llaves, destornilladores, y una herramienta para ajustar la cadena. Tener estos elementos a mano puede ahorrarte tiempo en caso de alguna falla menor en el camino.